historia
Higos, objeto de culto y delicia terrestre
Los higos son en realidad una flor, que florece hacia adentro y contiene alrededor de 1,500 flores diminutas. La higuera fue uno de los primeros árboles frutales que se cultivaron y ha sido objeto de culto en la literatura y la mitología, conoce aquí todo sobre este exquisito ingrediente.
Morder un higo maduro arrancado directamente de su árbol es un momento que nunca olvidarás, al llenar tu boca de dulzura. Son de las frutas más sensuales y, en el pico de su exuberante madurez, tienen una fragancia y textura incomparables. La higuera también tiene una historia interesante y, así como los olivos y la vid, celebra la esencia atemporal del Mediterráneo.
Desde tiempos inmemoriales
Es considerado uno de los alimentos de la Biblia. Se dice que crecían en el Jardín del Edén, y supuestamente, las hojas se usaron para cubrir la desnudez de Adán y Eva, lo cual significa que podría ser la primera prenda de vestir de la historia. En los Juegos Olímpicos de la antigüedad, los atletas eran coronados con estas hojas y comían el fruto durante su entrenamiento.Los romanos también honraban a la higuera, ya que creían que Rómulo y Remo habían sido amamantados debajo de una. También apreciaban los higos de Esmirna, en lo que hoy es Turquía, donde esta variedad, regordeta y dorada, todavía se cultiva.
Multicolor que enamora
Los higos rara vez se etiquetan por variedad. En cambio, se clasifican y se venden típicamente por color: blancos, verdes, negros y rojos/marrón, mientras que su carne puede ser de color rosa pálido, rojo intenso o cualquier tono cobrizo intermedio. Su estructura interna es compleja, como señaló Aristóteles en el siglo IV a. C. Botánicamente, cada higo es en realidad una flor, que florece hacia adentro y contiene alrededor de 1,500 flores diminutas.
Algunas variedades se autopolinizan, mientras que otras dependen de una relación simbiótica con las avispas de los higos. Si bien se encuentra con mayor frecuencia en el Mediterráneo, estos tipos de Ficus se observan en todo el mundo.
El higo italiano Dottato (o Kadota), de color amarillo verdoso, con pulpa ámbar rosado, es uno de los más cultivados. A menudo se enlatan con un almíbar espeso, y necesitan una cucharada de helado de vainilla, crema fresca o yogurt griego para atenuar su dulzura. Otra variedad de Italia llamada Verdone (o White Adriatic en Estados Unidos) tiene una piel de color verde claro y carne rosa, y es perfecto tanto para comer fresco como para hacer conservas.
Black Mission es un tipo famoso introducido en California en el siglo XVIII desde México a través de monjes franciscanos y misioneros españoles. Tiene una piel delgada de color negro- púrpura y una pulpa bastante tosca de color rosa cargada de diminutas semillas y un rico y dulce sabor. Cuando se deshidratan, adquieren una textura adictiva, húmeda y deliciosa. Brown Turkey, una variedad también reconocida, cuenta con una carne suave y roja, piel marrón púrpura y un sabor maravilloso.
Para comprender su verdadero valor romántico, hay que comerlos maduros, directo del árbol al amanecer, antes de que el sol los toque. Solo entonces es posible apreciar completamente la afirmación de la escritora Elizabeth David, quien dice que son «uno de los placeres más exquisitos del Mediterráneo”.
Texto: Clarissa Hyman y Andrea Cabrera
Foto: Zhu Jiabin/Unsplash
Fuente: Food and Travel México
La higuera es el primer árbol cultivado por el hombre
Su cultivo comenzó en el Oriente Próximo hace 11.400 años
La agricultura es una de las actividades más antiguas del mundo y seguramente una de las más evolucionadas aún hoy en día. En todo el mundo se cultivan muchos tipos de plantas, como semillas, frutas y verduras, encabezadas por la caña de azúcar, el maíz y el trigo. Pero estas plantas no fueron las primeras en ser cultivadas por el hombre. Es la higuera la primera planta cultivada por el hombre.
Arqueobotánicos de la Universidad de Bar-Ilan en Israel realizaron un estudio conjunto con un arqueólogo de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, e hicieron un descubrimiento muy interesante. Descubrieron que las higueras eran el punto de partida para la agricultura. Este cultivo de higueras comenzó hace 11.400 años en el Oriente Próximo, unos 1.000 años antes que otros alimentos.
Los científicos investigaron las ruinas de una aldea neolítica cerca de Jericó en la Ribera Occidental y encontraron nueve pequeños higos carbonizados. Su carbonización preservó su “ADN” e hizo posible analizarlos con precisión. Luego hicieron una comparación entre estos higos carbonizados y los higos que cultivamos hoy en día, y vieron que el último era una mutación del primero.
Los higos más antiguos analizados pertenecen a un tipo de higos llamados partenocárpicos, es decir, sin semillas. Por lo tanto, se desarrollaron sin polinización, lo que significa que fueron cultivados por el hombre. “En una higuera silvestre, cuando el higo no es polinizado, cae. Y cuando los higos maduran sin polinización, significa que el árbol ha sido domesticado”, dice Finn Kjellberg, director de investigación del CNRS en Montpellier.
Texto: Jeanne Gosselin
Fuente: Daily Geek Show
Ilustración: J.C.Florentino
Cuando la higuera llegó al Perú como el “árbol de Dios”
El higo llega al Perú en 1532, y cuenta la historia -o la leyenda- que Francisco Pizarro ordenó que cada familia, en cada casa, sembrara una higuera. Fue él mismo, con sus propias manos, quien sembró la primera higuera en Lima.
Cuando los sacerdotes católicos fundaban un convento siempre sembraban una higuera. Esta costumbre fue asimilada por los antiguos peruanos y en muchos pueblos perdidos de los Andes, y comenzaron a llamarla “El árbol de Dios”, que ahuyentaba a los malos espíritus y atraía la fortuna.
Pero los españoles no solo trajeron la higuera a América, sino que también levaron “la mascota del diablo”, el macho cabrío, que en el Perú lo llaman “Chivo”. Su carne no es muy apreciada por diferentes motivos, especialmente porque se le asocia a los personajes del infierno. Pero el hambre aprieta y es menester consumirlo.
Es entonces cuando hay que acompañarlo con los frutos del “árbol de Dios”, es decir los higos, y así nace una receta propia de los peruanos, hoy ya casi está en desuso y que se denominaba como “La carne del Diablo”. Se preparaba la carne de chivo previamente serenado, es decir, expuesto a la luz de la luna por una noche. Luego muy de mañana se adobaba con chicha de Jora macerada, ají amarillo, sal, pimienta, ajos y comino. En una sartén con aceite caliente se sellaba la carne y después se agregaba cebolla finamente cortada. Cuando la carne estaba cocida, se agregaban los higos -el fruto del árbol de Dios- cortados horizontalmente y dejaba a fuego lento por espacio de 10 minutos. Se acompañaba de arroz blanco.
Otra receta típica del Perú: Higos cristalizados
-2 litros de agua
-2 cucharadas de bicarbonato
-30 higos
-1 ½ tazas de azúcar
-2 tazas de agua extras
En un tazón grande poner los dos litros de agua y el bicarbonato, agregar los higos y dejar en remojo 10 minutos. Escurrir. En una olla mezclar el azúcar y el agua extra y dejar hervir, para incorporar la fruta y dejar que hierva 20 minutos. Sacar los higos del fuego y escurrir. Remojar después los higos en el jarabe y dejar hervir por 30 minutos. Al final poner los higos a secar al sol y finalmente cubrir con azúcar.
Fuente: El Viaje Culinario de Emelina
Vía: HIGOS&FIGS
La increíble historia del árbol que más ha influido en la historia de la humanidad
Texto: Mike Shanahan
Ilustraciones: J.C. Florentino
Fuente: BBC Earth
Hace más de 2.000 años le cortaron una rama a un árbol importante. La orden la dio Ashoka El Grande, emperador de India, y se dice que fue bajo este mismo árbol que Buda alcanzó la iluminación. Ashoka le otorgó estatus de realeza a la rama, y la plantó en un vaso de oro sólido.
Esta historia, basada en el poema épico el Maja-vansha (“El gran linaje”), gira en torno a una especie de higuera que los científicos llaman Ficus religiosa.
Sin embargo, esta no es la única especie de ficus. Hay más de 750 tipos, y ninguna planta ha influido tanto en la imaginación en el transcurso de la historia.
Raíces aéreas
La mayoría de los ficus entierra sus raíces bajo la superficie, pero el higo estrangulador y sus similares presume de ellas mostrándolas al público.
Los higos estranguladores son plantas extraordinarias que crecen de semillas que sueltan las aves y otros animales desde lo alto de otros árboles. Desde ahí lanzan sus raíces aéreas que van haciéndose más gruesas, hasta cubrir al árbol que les ha servido de anfitrión. Algunas veces, se transforman en una suerte de mallas vivientes, con un tamaño colosal, que llegan a ahogar y matar al árbol que han invadido.
Dos países tienen higos estranguladores como parte de sus escudos de arma. Uno es Indonesia, donde el árbol simboliza la unidad dentro de la diversidad, mientras que sus raíces colgando representan las numerosas islas que componen la nación.
Y el otro es Barbados, que debe su nombre a la imagen que vio el explorador portugués Pedro a Campos, cuando su barco llegó a la isla en 1536. El marino encontró muchos higos estranguladores que crecían a lo largo de la costa, del tipo llamado Ficus citrifolia. Eran masas de raíces marrones y rojizas colgando de las ramas de los árboles, como mechones de pelo enmarañados. Por eso a Campos nombró la isla de Los Barbados (“los barbudos”).
Testigo de la historia
Sin embargo, los higos estranguladores ya habían conquistado la mente humana desde hacía mucho antes. Budistas, hinduistas y jainistas han venerado esta especie por más de dos milenios.
El mismo árbol aparece en los himnos de batalla cantados por el pueblo védico hace 3.500 años. Y 1.500 años antes apareció en los mitos y el arte de la civilización del Valle del Indo. En algunos casos se presentan en historias de ficción, folclore y ritos de fertilidad.
El más notorio es el baniano indio (Ficus benghalensis), un árbol tan grande que de lejos puede parecerse a un pequeño bosque. Se dice que un baniano en Uttar Pradesh es inmortal.
Al sur de ese país, otro ejemplar surgió donde una mujer se arrojó a la hoguera funeraria de su esposo y murió. Ese árbol, en Andhra Pradesh, puede proveer de refugio a 20.000 personas.
Alimento indispensable
Los primeros europeos que disfrutaron de la sombra de un baniano fueron Alejandro Magno y sus soldados, quienes llegaron a la India en 326 a. C.
Sus historias de este árbol pronto alcanzaron al filósofo griego Teofrasto, el fundador de la botánica moderna. Teofrasto había estado estudiando la higuera comestible, Ficus carica, y notó insectos diminutos que entraban o salían de los higos.
Pasarían más de 2.000 años antes de que los científicos se dieran cuenta que cada especie ficus tiene sus propias avispas polinizadoras. Del mismo modo, cada especie de avispa de higuera sólo puede poner sus huevos en las flores de sus higos compañeros. Esta relación comenzó hace más de 80 millones de años y ha moldeado el mundo desde entonces.
Comida todo el año
Las especies de ficus deben producir higos durante todo el año, para asegurar que sus avispas polinizadoras sobrevivan. Esta es una gran noticia para los animales que comen frutas, que de otro modo tendrían dificultades para encontrar comida durante gran parte del año.
De hecho, los higos sostienen más especies de vida silvestre que cualquier otro tipo de fruta.
Hay más de 1.200 especies que comen higos, incluyendo una décima parte de todas las aves del mundo, casi todos los murciélagos de frutas conocidos y decenas de especies de primates.
Por ello, los ecologistas opinan que si esta especie desaparece, todo lo demás colapsaría.
Los higos no solo alimentan a los animales. Para algunos, la presencia durante todo el año de higos maduros, habría ayudado a sostener a nuestros primeros antepasados. Incluso, dicen que los higos de alta energía, estarían relacionados con el desarrollo de cerebros más grandes en nuestros predecesores. También hay una teoría que sugiere que nuestras manos evolucionaron como herramientas para evaluar cuáles higos son suaves, y por lo tanto dulces y ricos en energía.
Domesticadas
Las especies de ficus se encuentran entre las primeras plantas domesticadas hace varios miles de años.
Los antiguos egipcios se apoderaron de una especie llamada Ficus sycomorus, cuyas avispas polinizadoras estaban extintas localmente o nunca habían llegado al lugar. Esto les impediría producir una sola higuera madura.Pero gracias a un golpe de suerte o de ingenio, los agricultores desarrollaron un método para engañar al árbol y así madurar sus higos, sacándoles un tajo con un cuchillo.
En poco tiempo, los higos eran un pilar de la agricultura egipcia. Los agricultores incluso entrenaron monos para trepar árboles y cosecharlos.
Creencias
Los faraones llevaron higos secos a sus tumbas, para alimentar sus almas durante el viaje a la otra vida. Creían que la diosa madre Hathor emergería de una higuera mítica, para darles la bienvenida al cielo.
El rey Nabucodonosor II plantó Ficus carica en los jardines colgantes de Babilonia. El rey Salomón, de Israel, los alabó con canciones. Los antiguos griegos y romanos dijeron que los higos eran un regalo del cielo.
Su atractivo quizás se deba a otro atributo crucial. Aparte de ser dulces y sabrosos, también contienen fibra, vitaminas y minerales.
Un ejemplo famoso del poder sanador de los higos aparece reseñado en la Biblia. Ezequías, rey de Judá, estaba al borde de la muerte con una plaga de furúnculos, pero logró recuperarse después que sus sirvientes aplicaron a su piel una suerte de pasta hecha con higos picados.
Los medicamentos desarrollados durante milenios en todo el trópico han utilizado no solo el fruto, sino su corteza, hojas, raíces y el látex que desprende.
Ocultando ruinas
Los árboles de higos también han ocultado ruinas de antiguas civilizaciones. Por ejemplo, las grandes ciudades de la civilización del Valle del Indo se multiplicaron entre 3300 y 1500 a.c., luego desaparecieron de la historia hasta 1827, cuando un desertor de la Compañía de las Indias Orientales, llamado Charles Masson, se topó con ellas. En ese momento, gigantescos árboles estranguladores dominaban el paisaje, y las ruinas sobresalían de misteriosos montículos.
El colapso de esta civilización se debió a una prolongada sequía, y lo mismo ocurrió con las pirámides mayas de Tikal, en Guatemala.
En Krakatoa, la vida quedó erradicada de la isla en 1883, luego de la erupción del volcán. Los higos fueron excelentes vehículos para estimular la formación de las áreas boscosas nuevamente.
Basándose en esto, los científicos están replicando este efecto a lo largo del trópico, plantando higueras para acelerar la regeneración de la selva tropical en áreas donde se han perdido árboles debido a la tala.
Contra el cambio climático
La capacidad de las higueras para regenerar la vegetación, no es el único elemento que le permite combatir el cambio climático.
En el noreste de India, la gente estimula a las raíces de los higos para que crucen los ríos, y así formar puentes naturales para cuando llegan las temporadas de crecidas, las cuales suelen cobrar vidas.
En Etiopía, los higuerones están ayudando a los agricultores a adaptarse a la sequía, proporcionando sombra vital a los cultivos y forraje para las cabras.
Estos dos enfoques también pueden aplicarse en otros lugares donde se experimentan condiciones extremas.
La larga historia de 80 millones de años de las higueras, es un recordatorio de que nosotros somos lo que llegamos de últimos a poblar la Tierra.
Sin duda, nuestro futuro estará más seguro si incluimos estos árboles en nuestros planes.
Vía: HIGOS&FIGS
Dioses y avispas. Una historia de las higueras
Mike Shanahan, escritor y doctor en ecología, periodista preocupado por lo que la gente piensa acerca de la naturaleza y nuestro lugar en ella, y que también ha formado parte de las comisiones de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, ha publicado un apasionante libro en el que cuenta la historia de la higuera, ese árbol con tantas resonancias mitológicas, a lo largo de la historia de la humanidad.
Gods, Wasps and Stranglers: The Secret History and Redemptive Future of Fig Trees, Chelsea Green Publishing (2016), es un relato acerca de las higueras en la historia, haciendo especial hincapié en su larga relación con los humanos. Shanahan aporta la experiencia de décadas de trabajo de campo ecológico y un chispeante entusiasmo a un tema claramente cercano a su corazón. Contagia a sus lectores su entusiasmo por las higueras y lo que representan.
La higuera aparece en todas las historias de los orígenes de las culturas de todo el mundo. Las higueras han proporcionado alimento, refugio, medicamentos y materiales a los seres humanos desde que existen como tales. Los higos nos han acompañado desde hace casi 80 millones de años. Las higueras alimentaban a nuestros antepasados prehumanos, han influenciado diversas culturas y desempeñaron papeles clave en los albores de la civilización. Aparecen siempre en cada religión principal, ya sea junto a Adán y Eva, Krishna y Buda, o Jesús y Mahoma.
Estos árboles intrigaron a Aristóteles y sorprendieron a Alejandro Magno. Fueron fundamentales en la lucha de Kenia por la independencia y ayudaron a restaurar la vida después de la catastrófica erupción de Krakatoa. Los faraones de Egipto esperaban encontrarse con árboles de higuera en la otra vida y la reina Isabel II estaba durmiendo bajo una de ellas cuando subió al trono.
Además, debido a sus contribuciones como especie clave en los ecosistemas de todo el mundo, los higos han ayudado en los esfuerzos de reforestación y la mitigación del cambio climático. Han contribuido a la teoría de la evolución, el nacimiento de la agricultura y posiblemente el desarrollo humano de los pulgares oponibles. De esta manera, las higueras han afectado a la humanidad en formas profundas pero poco conocidas.
La historia de la higuera es inseparable de la de las avispas, numerosas especies de insectos pequeños que han evolucionado para emparejarse respectivamente en simbiosis con especies individuales de higo. Gracias a este acuerdo, los higos sostienen más especies de aves y mamíferos que cualquier otro árbol, haciéndolos vitales para las selvas tropicales. En un tiempo de caída de los árboles y el aumento de las temperaturas, su historia ofrece esperanza.
Mitología, biología y esperanza para el futuro se combinan en esta historia de la familia de las higueras, con su profunda relevancia ecológica. Una alegre historia mundial de celebración de la higuera y su benéfico impacto ecológico. Mike Shanahan ha escrito un apasionante libro: una historia sobre la relación de la humanidad con la naturaleza. La historia de las higueras se remonta a decenas de millones de años, pero, asegura el autor, es tan relevante para nuestro futuro como para nuestro pasado.
Gods, Wasps and Stranglers: The Secret History and Redemptive Future of Fig Trees
Mike Shanahan
Chelsea Green Publishing (2016)
Chelsea Green Publishing
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Vía: HIGOS&FIGS