El higo, una vez madurado y desecado en el árbol, cae por su propio peso al suelo, siendo recogido de forma manual por el agricultor y trasladado a sus viviendas, donde termina de secarse en paseras al sol hasta adquirir el grado de humedad apto para su elaboración, en torno al 24%. Después, se realiza una primera selección y limpieza de los frutos.
Una vez en fábrica se procede a su esterilización mediante gases inertes o mediante el escaldado con agua hirviendo o vapor. A continuación se procede a su limpieza y primera clasificación en cribas automáticas que a su vez lo transportan hasta las lavadoras de agua caliente. Una vez lavado se procede a su secado, enfriado, y clasificación definitiva por categorías.
De aquí y en función de su tamaño y variedad, los higos pasan a la nave de fabricación de pasta o a la nave de envasado. En el primer caso, se procede a su trituración y refinado, para después en una máquina de inyección darle la forma adecuada a su formato de envase. En el segundo caso, el higo puede ser envasado natural, o harinado cuando se pasa por un trome cilíndrico que dosifica la cobertura de harina, antes de ser pesado y envasado automáticamente.
La cooperativa Regadhigos de Almoharín dispone de modernos sistemas de procesado y envasado de higos secos en diferentes formatos individuales y a granel.