La superficie de higueras crece un 14% en Extremadura en un año gracias a los buenos precios y al regadío
El cultivo de la higuera vuelve a resurgir en Extremadura. Durante las décadas de los ochenta y noventa este cultivo continuó su progresivo declive en la región. Pero a partir de estos últimos años se ha empezado a ver una franca y vertiginosa recuperación que singularmente se puede constatar a partir de 2015. Se consolidan los buenos precios pagados a sus productores y sube el número de hectáreas sembradas.
En 2017 acabó con 715 hectáreas más sembradas respecto a la cifra oficial del 2016. Se ha pasado de 5.109 hectáreas en nuestro territorio a 5.824, un crecimiento prácticamente del 14%. Mientras, el total nacional de hectáreas de higueras se situó en 13.564 (cuando en 2016 fue de 12.613) según información de la Consejería de Medio Ambiente y Políticas Agrarias. Este aumento tiene uno de sus principales motivos en que cada vez son más los agricultores que plantan higueras en superficies de regadío reservadas antes a otros cultivos, como el maíz o el tomate.
Extremadura copa el 43% del cultivo de higo en España. Andalucía y Baleares están prácticamente igualadas en el segundo puesto pero a mucha distancia: 19%. Por otra parte, España es el mayor productor de higos de toda la Unión Europea. Su gran competidor fuera del ámbito comunitario es Turquía.
“Sea en sistema intensivo en zonas tradicionales de regadío, como las Vegas del Guadiana, en superintensivo o con goteo en parcelas de secano, donde hay higueras desde hace muchos años, el cambio es evidente. Cada vez se están plantando más este tipo de frutal aunque, hay también hay que decirlo, de forma moderada”, explica Alfonso Cruz, administrador único de la empresa hortofrutícola Alfonso Cruz SL, que se dedica a la elaboración y comercialización de higos secos y derivados bajo la marca Villacruz desde 1986, ubicada en Villar de Rena (Badajoz). Acaba de sembrar 200 hectáreas en Zorita, ya en la provincia de Cáceres, para asegurarse una producción propia.
En los últimos tiempos la tendencia, aunque de forma modestísima, es intentar producir más higo fresco. El mercado lo reclama y, como ocurre con el higo seco, se paga bien por él a los agricultores, aunque lo que le cuesta al consumidor en una tienda o en un supermercado por este producto es más del doble de lo que percibe el agricultor.
“El problema del higo fresco es que es especialmente perecedero, apenas puede estar unos días sin consumir. Lo ideal es se coja del árbol y se consuma en uno o dos días. No se ha establecido un sistema que permita esa refrigeración de forma general y que se coloque rápidamente el producto en el mercado. Por eso sigue siendo muy mayoritario el higo seco”, remata Cruz.
“Tener agua es la clave. Con el regadío se incrementa mucho la cantidad de kilos. Si no hay cosas raras del tiempo, en condiciones normales se pueden conseguir entre 5.000 y 6.000 kilos por hectárea, más del doble que una de secano. Sin riego no eres competitivo”, sentencia José Pérez Salguero, agricultor de la localidad pacense de Guareña.
Con las 5.824 hectáreas del año pasado en Extremadura se ha rondado la cifra de los diez millones de kilos, casi en su totalidad de producto seco, en nuestro territorio. Se trata de una cantidad bastante superior a la media de los últimos años, que era de unos seis o siete millones de kilos.
Se conocen más de 600 especies diferentes de higo pero la que domina ampliamente en Extremadura, en higo seco, es la calabacita, que se cosecha a partir de agosto. En cuanto a las variedades de higo fresco, entre junio y julio, destacan las de San Antonio, cuello dama negro o tiberio.
Además del entorno de Barcarrota y La Vera, destinados al higo fresco, el gran núcleo estaba en el cacereño municipio de Almoharín. La cooperativa Regadhigos produce unos 800.000 kilos de higos secos anuales. Ahora se ha ampliado a más municipios.
Texto: C.J.Vinagre
Fuente: Hoy
Vía: Fresh Plaza